jueves, 21 de noviembre de 2013

Uniforme Alpenflage

 Tiempo y espacio




Un camuflaje con un rojo tan llamativo como desafiante, sí. La primera impresión es que más que una buena idea parece alguna excentricidad propia de un país que ni sabríamos decir si tiene fuerzas armadas.

Más allá de la rareza que nos produzca el esquema (no será la única) cuando nos enfrentamos al Alpenflage suizo descubrimos un sistema de prendas muy singular, diseñadas hace ya un montón de años para un contexto muy particular.

Ah, Suiza. Montañas con vacas moradas, banqueros de acento divertido y una discreta neutralidad flotando en el frío aire de la mañana. Muchos no saben gran cosa de su cosa militar desde la época de las picas o la guardia vaticana. Pero esta gente no son tontos ni creen que nunca tendrán que defenderse de nadie: durante la guerra fría su fuerza de milicia (solo el 5% de los militares son profesionales) alcanzó la alucinante cifra de 700.000 soldados de una población total de tres millones. A diferencia de un sistema de reclutas conscriptos donde los chavales sirven durante un tiempo al cumplir la mayoría de edad para luego pasar a la reserva, la milicia suiza activa regularmente a todos los hombres en edad militar de modo que exista una fuerza permantemente entrenada. Para agilizar las cosas en caso de invasión -ellos a poca cosa van a atacar- los milicianos guardan su material militar en casa, armas incluídas. El deporte nacional junto al esquí es el tiro y cuentan con generosos cupos de munición para practicar. Su estrategia en caso de guerra era dejar que las hordas enemigas atravesasen el valle, movilizar a la gente y reunirse al lado de casa, que Suiza es país pequeño, subir a las montañas y desde allí desatar la enorme potencia de fuego de sus unidades, que ellos nunca se andaron con bromas.Su fusil estándar, el STGW57 era más bien una ametralladora ligera muy precisa con un cartucho muy potente, bípode y seis kilos de peso. El movimiento no estaba muy contemplado en toda esta estrategia y esto se ve reflejado en este kit Alpenflage.




Con esta introducción a la idea sobre la que gira este uniforme y antes de pasar a un análisis de las prendas hemos que tener en mente varias cosas:

-Es un diseño del año 57 con materiales acordes a la época y parte de un engranaje de un sistema muy específico, así que establecer comparaciones con material moderno o pensado para otros usos no es adecuado.
-Son solo dos prendas de todo un sistema de combate: el pantalón y la parka. Ambas son para invierno y tiempo moderadamente seco, para circunstancias diferentes había otras soluciones.
-Los ejemplares de esta review son de las últimas hornadas, modelo 57/70 fabricado a comienzos de los 70. Las variantes iniciales difieren ligeramente en el color y en detalles menores de la parka. Una vez sustituido en el 83, pasó al mercado surplus en la década siguiente y ha hecho furor en coleccionistas y alguna que otra guerrilla. Su precio suele ser extremadamente asequible para piezas en muy buen estado.




Comenzando por el esquema de camuflaje, al parecer inspirado en el que sería el camo unificado para los ejércitos del Reich alemán allá por 1946, un tal Leibermuster. Según la leyenda las controvertidas manchas rojas tenían razón de ser como contramedida a los primerísimos visores nocturnos.
En el campo la sorpresa es que no funciona tan rematadamente mal como nuestros prejuicios intuyen, aunque tampoco es el mejor del mundo. Tiene su punto fuerte durante el invierno europeo, la única época razonable para este uniforme salvo cambio climático inesperado.





Porque si lo primero que nos llama la atención es el camuflaje, lo segundo es cuando lo levantamos con la mano. El peso de la parka resulta absolutamente demencial, rondando los 2700 gramos. No es todo a causa del tejido, una mezcla de algodón y poliéster bastante cuidada sino de los montones obscenos de corchetes, botones, cremalleras,cierres  y refuerzos que tiene. Ahí viene una de las gracias de este kit: la idea es llevar todo el equipamiento del soldado en los bolsillos, sin trinchas ni portaequipos, solo apoyado parcialmente en una pequeña mochila de combate enganchada directamente a la parka.

(diagramas tomados del foro The Swiss Rifles)


 Parka, frontal:

56) Cargadores para STWG57 (seis en total, tres en cada pouch, en celdas separadas)
57) Cargador para granadas de fusil, banda reflectante para los tobillos, manta de emergencia.
58 ) Comida, papel higiénico.
59) Cuchillo, protecciones auditivas, artículos personales.
60)Vendas para primeros auxilios.



 Parka, trasera:

61) Kit de limpieza del rifle, kit de higiene personal.
62) Utensilios de cocina.
63) Cantimplora con cazo y cubiertos.
Máscara de gas dentro de su pouch y linterna (enganchados al pecho o cintura) aparte.

Pantalones y mochila:



65) Granadas de mano / manuales militares
66) Poncho y elementos de invierno, cocina de emergencia.
67) Granadas de rifle (tres en celdas separadas)
68 )En la mochila de combate, pala o pico.

La teoría de prescindir de portaequipos es interesante: te olvidas de ajustarlo y ahorras dinero y tiempo cuando haya que salir pitando hacia las montañas. Sin embargo mover todo eso directamente sobre la ropa ya no muy ligera de por sí debía ser infernal, añadiendo el pesadísimo rifle. Pero recordamos que caminar mucho no estaba entre los planes de esta gente, de modo que salían al monte con la capacidad de permanecer allí bastante tiempo y soltar un fuego muy respetable.

Desde luego no es necesario seguir la disciplina suiza y si escoger como rellenar todos estos miles de bolsillos: unos cuantos mags, algo de comida y útiles para cocinar, botiquín, kit de limpieza, algo de abrigo y una zeltbahn para construir un abrigo individual o colectivo.

Requiere cierto arte salirse de la concepción estática del Alpenflage y adaptarla a caminar un poco: si nos calentamos la cabeza y comenzamos a cargarnos como un suizo, los hombros comenzarán una cuenta atrás hasta decirnos basta y levantar los brazos no será algo fácil de hacer.

Vestuario casual de andar por el monte. Atención a los clips metálicos bajo los tirantes.

Los simpáticos y rústicos pantalones estilo pescador son relativamente convencionales. Bien cortados, de tacto francamente agradable y dureza atemporal. Como en el resto del uniforme, un montón de puntos para ajustarlo: cintas en los muslos, cuerda en el bajo y corchetes encima y debajo de las rodillas. 

  Lo de ceñir la pierna no lo inventaron los de Crye.

Bajo estas y hasta la espinilla está reforzado con vinilo, con un color percetiblemente diferente al del resto de la prenda. Todo un despliegue de corchetes en los amplios bolsillos cargo: ocho unidades repartidas en tres hileras para conseguir una buena sujección cuando van las granadas del rifle dentro...y también cuando va vacío y que no flote la tapeta. Precisión suiza a cambio de unos cuantos gramos de más.

Los años 60 en el asfalto

La parka es esta prenda tan curiosa y apreciada por los coleccionistas. Decíamos que el invierno es su temporada porque pese a carecer de cualquier tipo de forro, podrá resultar peligrosamente cálida, sin llevar nada o una camiseta por debajo, a temperaturas más arriba de los 15º. Su composición de poliéster y algodón puede soportar la transpiración y una lluvia ligera secando aceptablemente, pero que se empape equivale a una pesadilla. Puede que quedemos clavados en el suelo bajo el peso. Aunque dentro del sistema estaba previsto llevar un poncho para la lluvia, mojar demasiado la parka no es buena cosa.

 Ausencia de forro y sistema para enganchar pantalón con parka y ayudar a que los cargadores no vayan dando tumbos por el pecho

Hay una enorme, sorprendente profusión de puntos de compartimentos, bolsillos y puntos donde cerrarlos o ajustarlos. En aquella época pensaban más en la comodidad de los usuarios más que en el peso o los posibles efectos del fuego. Un montón de partes de metal fundiéndose con la piel, ya se imaginan.

El único compartimento interior.

Cierre frontal con cremallera y corchetes. Todos son de magnífica factura y aguantan como campeones. Naturalmente, pesan como si no hubiese un mañana.

La parte inferior de la parka puede cerrarse con este corchete, dejarse suelta o enrollarse hacia arriba. Esto último es como sentir una toalla muy mullida en la parte baja del estómago. En el interior también hay un cordón elástico para ceñir el conjunto.

 
Cómo no, más cremallera en antebrazo y puños elásticos. Ventilación en axila .Refuerzos de vinilo en los codos. Queda claro que la milicia suiza era proclive al campeo.

Sin miedo a elegir, tres formas de colocar el cuello. Macho man, seminarista y bandido embozado. Atención al enganche metálico del pecho (zona inferior derecha de la imagen) para portar el casco y las hebillas para ajustar la mochila de combate.

Capucha, velo y charreteras en los hombros. Será por tela.

Una de las performances estrella es la capucha, no se sorprenderán si está trufada de botones. Puede colocarse en tres posiciones diferentes, más recogida o más suelta, y con ayuda del cordón rodearnos por el cuello. Medio escondida en un compartimento bajo el botón central superior está el velo de camuflaje, uno de los detalles que hacen que amemos el Alpenflage.


Conscientes de las limitaciones que el paso del tiempo y su propia concepción suponen para el Alpenflage (o Vierfruchtpyjama, o TAZ57, o Leibermuster suizo...) aún podemos considerarlo una pequeña obra maestra como sistema integral de combate dentro de un plan de defensa. Ha resultado que el camuflaje tan risible no será el ideal, pero tampoco hay muchos peores; y no se puede llevar más con menos cantidad de elementos. En caso de que nos pongamos estupendos, su bajo precio -pocos uniformes de calidad hay más baratos- y alta disponibilidad hasta nos podremos pensar practicarle un plan de adelgazamiento y customización. Pero eso ya será otra historia.


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